El SEF convoca subvenciones de 650.000 euros para que asociaciones de la Región contraten orientadores laborales, técnicos de interpretación de lengua de signos y preparadores laborales
La dotación sufraga el salario de este personal, que acompañará al colectivo con discapacidad intelectual en su trabajo
Unos cuarenta técnicos especializados en la atención de personas con discapacidad intelectual ayudarán a trabajadores de este colectivo a adaptarse a sus puestos de trabajo en empresas ordinarias del mercado laboral, gracias a las subvenciones de 650.000 euros del Servicio Regional de Empleo (SEF) que han sido convocadas a través del BORMEste enlace se abrirá en ventana nueva y que van destinadas a asociaciones sin ánimo de lucro de este ámbito.
Dichas ayudas, cofinanciadas por el Fondo Social Europeo, permitirán sufragar durante un año al personal que asistirá específicamente a personas desempleadas con discapacidad intelectual, parálisis cerebral, enfermedad mental o sensorial. Las entidades disponen hasta el 7 de junio para solicitar las subvenciones.
Alrededor de 500 personas con discapacidad en la Región podrán recibir este tipo de asistencia gracias a este programa del SEF, denominado ‘Empleo con apoyo’, y que se basa en técnicas de búsqueda de empleo adaptadas a cada perfil, en la orientación laboral y en una permanente tarea de acompañamiento a la inserción en el mercado. Estas personas deben encontrarse desempleadas e inscritas como tales en las oficinas de empleo del SEF.
El pasado año fueron once las entidades que se beneficiaron de las ayudas. Entre ellas se encontraban, por ejemplo, la Fundación Síndrome de Down, la Asociación de Padres de Niños con Problemas de Audición y Lenguaje, la Asociación para la Integración de Personas con Discapacidad Intelectual o la Asociación Tutelar de la Persona con Discapacidad.
Los perfiles de profesionales contratados con estas subvenciones son tres: orientadores laborales, preparadores laborales o intérpretes de lengua de signos. Estos técnicos acompañan a la persona con discapacidad a lo largo de un itinerario fijado para que vaya adquiriendo todas las competencias y habilidades necesarias para el empleo, así como para sortear las posibles dificultades de adaptación que se le presenten.
El proceso finaliza cuando se logra la autonomía laboral de la persona con discapacidad, siempre que en su nuevo puesto de trabajo no se produzcan incidencias durante un periodo de tiempo previamente determinado por los técnicos.
Eliminar las dificultades específicas
La secretaria general de la Consejería de Empleo, Universidades, Empresa y Medio Ambiente, Pilar Valero, destacó que “el colectivo de trabajadores con discapacidad intelectual afronta dificultades concretas para acceder al mercado ordinario de trabajo, y con esta iniciativa tratamos precisamente de reducirlas e incluso eliminarlas, de cara a normalizar su incorporación a un puesto. Y debemos decir que las empresas que contratan a estas personas nos manifiestan en la gran mayoría de casos un nivel de satisfacción óptimo con el rendimiento de los contratados”.